
Todos alguna vez hemos estado en contacto con personas enfermas, me refiero a enfermedades crónicas. Sé que es un camino difícil para los familiares de aquellas personas, pero también sé lo difícil que es ponerse en los zapatos del otro, no podemos imaginarnos siquiera en lo que se siente ser un enfermo crónico.
La Ody, como le decimos cariñosamente, es mi suegra, por la que siento un gran cariño, ella ha sufrido varios infartos cerebrales por lo que tiene serias dificultades para caminar y para hablar, aún así, ella ama la vida, lo que ha sido un ejemplo para mi. Ambas enfermas nos hemos hermanado, si....eso, nos hemo hecho hermanas en superar las dificultades. No se imaginan como la entiendo cuando está mucho tiempo en una posición, el cuerpo se agarrota y duele o cuando trata de hablar y nadie le entiende o por otro lado esa extrema dedicación o atención de algunas pesonas, que no te dejan hacer nada y te invalidan más todavía, con la buena intención, claro está, de hacerte la vida más fácil.
Es complicado mantener el justo equilibrio.
Como les decía, entiendo a la Ody porque he pasado por lo mismo, dificultades para moverme, una cosa tan sencilla como voltearme en la cama para mejorar mi posición, a veces no lo puedo hacer sola y que decir de hablar, la mandíbula se me traba y no puedo modular causando la hilaridad de mis hijos
He podido comprender a la Ody, gracias al parkinson, me ha dado la sensibilidad para entenderla y quererla mucho.
Otra cosa, gracias a Dios cuento con dos asistentes que son una maravilla por un lado Marcela, quien cuida, quiere y entiende a mi suegra y por otro lado la señora Gaby, mi nana, quien es mi mano izquierda y derecha, mi enfermera y mi amiga, dos ángeles sin los cuales no sé lo que haría.
¿Que acitud tomas frente a los enfermos? ¿Sientes compasión? o te sientes incómodo?